Hoy aprendamos “Doce formas de lograr que los demás piensen como tú” estos conceptos están basados en el libro de como ganar amigos e influir en las personas de Carnegie
#1. La única forma de sacar lo mejor de una discusión es evitándola.
Uno de los más famosos presidentes de EEUU, Roosevelt, confesó una vez que llegaría a sentirse muy satisfecho si algún día pudiera tener razón el 75% de las veces.
Si un hombre de ese talante aspiraba a una cifra similar, ¿qué podríamos esperar tú y yo? Aún con un porcentaje inferior de tan sólo el 55%, podríamos dedicarnos a invertir en bolsa y vivir de nuestros aciertos. Sin embargo, sabemos que no es así (aunque nos cueste admitírnoslo y más aún admitirlo ante los demás).
Dicho esto, si no siempre puedo estar en lo cierto ¿por qué tendemos a decirle a los demás que están equivocados? Es más, al hacerlo asestamos un golpe directo a su inteligencia, su juicio y su respeto por sí mismo. Y puede ser que quiera devolverle el golpe, por mucha lógica que le presenté la otra persona se mantendrá en sus trece, porque habrá lastimado sus sentimientos.
No es posible ganar una discusión: cuando uno grita, el otro escucha, cuando dos personas gritan, no hay comunicación, sólo ruido y malas vibraciones.
“si discute usted, y pelea y contradice, puede lograr a veces un triunfo; pero será un triunfo vacío, porque jamás obtendrá la buena voluntad del contrincante.”-Benjamín Franklin.
La cuestión es muy simple, ¿qué prefieres tú, tener la victoria en una discusión o la buena voluntad de una persona?
Buda dijo: ” El odio nunca es vencido por el odio sino por el amor”, y un malentendido no termina nunca gracias a una discusión, sino gracias al tacto, la diplomacia, la conciliación, y un sincero deseo de apreciar el punto de vista de los demás.
#2. Muestra respeto por las opiniones de la otra persona. Nunca digas «estás equivocado».
“No se le puede enseñar nada a nadie; sólo se lo puede ayudar a que lo encuentre dentro de sí.”-Galileo Galilei.
El autor nos cuenta el ejemplo de Warren, un artista comercial que tenía un cliente muy molestoso, siempre conseguía sacar el más mínimo defecto a sus trabajos cuando éste los presentaba.
En una ocasión en particular este cliente le llamó para echarle en cara de forma muy hostil numerosas críticas por su último trabajo presentado. Warren decidió aplicar sus conocimientos en comunicación y nada más entrar saludo al cliente presentándole sus disculpas:
” Señor Fulano, si lo que dice usted es cierto, la culpa es mía y no hay excusas por este error. Después de hacer dibujos para usted durante tanto tiempo, ya debía saber estas cosas. Estoy avergonzado por lo que ocurre.”
Dicho esto y para su sorpresa, el comprador empezó a disculparle enseguida. Elogió su trabajo y le dijo que no se trataba de un error importante, asegurando que sólo sería necesario hacer una leve modificación. Es decir, que al admitir su culpa desde el principio, Warren hizo que su cliente se sintiera importante y con la razón de su lado.
¿Qué se le puede decir a una persona cuando entona desde el principio el “mea culpa”? Lo más seguro es que la otra persona se olvide de su ansia de pelear y se relaje.
#3. Si tú estás equivocado, admítelo rápida y enfáticamente.
Si te equivocas, admítalo: hay un cierto grado de satisfacción en tener el valor de admitir los errores propios, no sólo limpia el aire de culpa y actitud defensiva, sino que a menudo ayuda a resolver el problema creado por el error. “peleando no se consigue jamás lo suficiente, pero cediendo se consigue más de lo que se espera”.
#4. Inicia tus conversaciones de forma amigable.
A nadie le gusta cambiar de idea, a nadie es posible obligar por la fuerza a que esté de acuerdo con usted, pero es posible conducir a la otra persona a ello, si somos suaves y amables.
Abraham Lincoln nos dejó esta frase “una gota de miel caza más moscas que un galón de hiel”.
Un hombre llamado Connor, se dirigía por tercera vez a su concesionario para arreglar los fallos de su auto recién estrenado. Sabía que enfadarse, gritar O indignarse ante el jefe del taller no iba a ayudarle a solucionar su problema, así que decidió hablar directamente con el dueño del concesionario, le explicó que había comprado su coche allí porque le parecía un sitio de confianza, recomendado por sus amistades. Le dijo que su servicio hasta la fecha había sido excelente y que venía para solucionar un problemilla con su vehículo, explicándole que sería una pena que por algo así su empresa pudiera llegar a manchar su buena reputación. El gerente no sólo le agradeció la información, sino que además se ocupó directamente de su caso y le prestó un auto de sustitución.
#5. Comienza con preguntas a las cuales la otra persona contestará «sí».
Cuando hable con alguien, no empiece discutiendo las cosas en que hay divergencia entre los dos. Empiece destacando -y siga destacando- las cosas en que están de acuerdo. Siga acentuando -si es posible- que los dos tienden al mismo fin y que la única diferencia es de método y no de propósito.
Sócrates fue uno de los filósofos más importantes e influyentes del Imperio Griego, su método se basaba en formular preguntas que necesariamente debían contestarse con un “Si”, de tal manera que conseguía desde el principio de cualquier conversación posicionarse de acuerdo con su interlocutor, hasta que al final casi sin darse cuenta la otra persona llegaba a la misma conclusión que él, aún cuando en un principio podía no estar de acuerdo.
La próxima vez que deseamos decir a alguien que se equivoca, recordemos al viejo Sócrates y hagamos una pregunta amable, una pregunta que produzca la respuesta: “Sí, sí”.
#6. Deje a la otra persona sentirse a gusto con la conversación.
Querer demostrar que sabes de un tema o que mereces hablar más solo por saber. Es uno de los errores que han llevado a las personas a perder relaciones o a vendedores a perder las ventas.
Trata de no interrumpir cuando sientas que estás en desacuerdo, ya que es peligroso. Ya que terminas por perder su atención y aunque le demuestres que tienes la razón de nada servirá.
Escucha con paciencia y anímalos a que expresen todas sus ideas. Ya que la verdad es que hasta las personas cercanas a ti prefieren hablar de sus logros que escuchar los tuyos.
Un filosofó dijo una vez “Si quieres tener enemigos, supera a tus amigos. Si quieres tener amigos, deja que tus amigos te superen”.
Esto sucede porque cuando te superan su nivel de importancia aumenta. Pero cuando los superas se sienten inferiores lo que atrae son celos y envidias.
#7. Deje que la otra persona sienta que la idea es suya.
Se requiere de gran habilidad para que la otra persona piense que la idea fue suya y que nadie más se la ha vendido. ¿Cómo lograrlo? Dásela a conocer como de pasada, pero haz que se interese en ella, de modo que piense en esa idea por su propia cuenta.
No trates de convencerlos, déjalos que ellos mismos decidan.
Hace veinticinco siglos el sabio chino Lao Tsé dijo:
“La razón por la cual los ríos y los mares reciben el homenaje de cien torrentes de la montaña es que se mantienen por debajo de ellos. Así son capaces de reinar sobre todos los torrentes de la montaña. De igual modo, el sabio que sepa estar por encima de los hombres se coloca debajo de ellos; el que quiere estar delante de ellos, se coloca detrás. Aunque su lugar sea por encima de los hombres, éstos no sienten su peso; aunque su lugar sea delante de ellos, no lo toman como un insulto. ”
Wesson, artista profesional, había tratado numerosas veces de vender sus dibujos a un importante estudio de Nueva York. Así que harto de obtener siempre el mismo resultado negativo, decidió hacer varios bocetos sin terminar y presentárselos a su cliente potencial “¿Podría decirme por favor, cómo podríamos terminarlos de manera que le sirvan?”, le dijo. Tras unos días el comprador le dio sus propias indicaciones y esto supuso el comienzo de una magnífica relación comercial.
#8. Intente honestamente ver las cosas desde el punto de vista de la otra persona.
Aunque la persona esté equivocada por completo recuerda que no lo ve así. Es importante dejar que hable y que exprese su punto de vista.
Ponerse en el lugar de la otra persona te ayuda a entender su comportamiento y a mejorar tu habilidad para tratar a la gente.
El éxito en las relaciones con los demás depende de la simpatía con el que se trate un punto de vista distinto al tuyo.
#9. Sea empático con las ideas y deseos de la otra persona.
¿No le gustaría tener una frase mágica que sirva para detener las discusiones, para eliminar malos sentimientos, crear buena voluntad y hacer que se lo escuche atentamente? ¿Sí? Pues bien, aquí está.
Comience diciendo: “Yo no lo puedo culpar por sentirse como se siente. Si yo estuviera en su lugar, no hay duda de que me sentiría de la misma manera”. Una frase como esa suavizará a la persona más complicada del mundo.
#10. Apele a los motivos más nobles.
Apela a los motivos más nobles, al amor.
Carnegie comparte algunos ejemplos sobre cómo apelar a los motivos más nobles –en vez de meramente personales–, da mejores resultados.
Pone el ejemplo de Lord Northcliffe que no quería que una fotografía suya se publicara en periódicos, así que, en vez de escribir una carta al director del periódico que dijera: “Por favor, no publique más esa fotografía, pues no me gusta”, apeló a un motivo más noble: al respeto y al amor que todos tenemos por nuestra madre. Así que escribió: “le ruego que no vuelva a publicar esa fotografía mía. A mi madre no le gusta”.
O cuando John D. Rockefeller, hijo, quiso que los fotógrafos de los diarios no tomaran fotografías de sus hijos, también apeló a los motivos más nobles. No dijo: “Yo no quiero que se publiquen sus fotografías”. No. Apeló al deseo, que todos tenemos en el fondo, de abstenernos de hacer daño a los niños. Les dijo: “Ustedes saben cómo son estas cosas. Algunos de ustedes también tienen hijos. Y saben que no hace bien a los niños gozar de demasiada publicidad.”
#11. Ponga entusiasmo en sus ideas.
La dramatización, nos guste o no, bien llevada a cabo, llama la atención y contribuye a que las ideas sean mejor comunicadas.
Así se hace en el cine y en la televisión ¿por qué no lo haces tú?
Pueden dramatizarse ideas en los negocios o en cualquier otra área de la vida.
En los anuncios de TV abundan los ejemplos de cómo resaltar un producto o servicio para que atraer clientes potenciales. Un buen ejemplo son los anuncios de detergentes para la ropa. Tú también puedes resaltar tus ideas y hacer que la gente te preste más atención si sabes cómo.
Jim Yeamans, vendedor de caja registradoras, se acercó un día a una tienda y al saludar al dueño le dijo: “Usted está tirando literalmente el dinero cada vez que un cliente pasa por su caja“, y al decirlo tiró al suelo un puñado de monedas. De esta manera, el sonido de la monedas contra el suelo captó su atención al instante. Y con esto logró un pedido para reemplazar sus viejas máquinas.
#12. Lance un desafío.
El famoso inversor Charles Schwab tenía una vez un director de fábrica cuyos trabajadores no alcanzaban las cuotas de producción. El director de la fábrica lo había intentado todo sin éxito. Charles simplemente preguntó cuántas calorías había hecho el turno de día de la fábrica y escribió el número con tiza en el suelo de la fábrica. Cuando llegó el turno de noche, los nuevos empleados preguntaron qué significaba el número. Tras conocer la razón, el equipo procedió a hacer una más de las que había hecho el turno de día y escribió ese número en el suelo. Como no querían quedar en evidencia, el turno de día volvió a hacer aún más. Este proceso continuó hasta que esa área fue la más productiva de la planta.
El principio es no enfrentar a las personas entre sí, sino plantear un reto de superación. El amor por el juego y la posibilidad de demostrar la propia valía es uno de los motivadores más poderosos. Por tanto, introduce algo de competencia cuando necesites inspirar a los demás.
Te invito a ver el resumen animado de 12 Formas de Convencer a una Persona como Ganar Amigos e Influir en las Personas de Dale Carnegie