Oliendo y Corriendo (Oli y Corri), eran dos ratones, mientras Kif y Kof, eran dos personitas. Todos ellos se pasaban el día, en el laberinto buscando su queso favorito. Oli olfateaba el aire para averiguar en qué dirección había que ir, y Corri se abalanzaba hacia allí. Kif y Kof, pensaban y aprendían de las experiencias, a veces sus creencias y emociones los confundían. Un día, al final de uno de los pasillos, en la Central Quesera Q, se dieron con el tipo de queso que querían. Luego se dedicaban a disfrutar del queso. Las personitas se sentían felices y contentas, pensando que estaban a salvo para siempre. Pintaron en la pared una frase que decía:
“Tener queso hace feliz”
Todas las noches, las personitas volvían a casa cargados de queso. Luego fueron arrogantes, se sentían a gusto que ni siquiera advertían lo que estaba ocurriendo. Mientras Oli y Corri, siempre inspeccionaban, para ver si había cambios con respecto al día anterior.
¡Una mañana no hubo queso!
Los ratones no se perdían en análisis profundo de las cosas. Ya se habían puesto en marcha en busca de queso nuevo. Ese día Kif y Kof hicieron su aparición en la Central Quesera Q. La nueva situación los pilló desprevenidos. ¡No hay queso! Gritó Kif. ¿Quién se ha llevado mi queso? Enojado Kof no quería escucharlo. El queso era la felicidad, poseer cosas materiales, una gran mansión. Por ello las dos personitas se pasaron mucho tiempo decidiendo que hacer. Volvieron a casa hambrientos y desanimados. Kof escribió:
“Cuanto más importante es el queso para uno, más se desea conservarlo”
Kif se quejaba: “tenemos derecho a nuestro queso”. Kof solamente escuchaba. Tal vez sería mejor no analizar tanto la situación, y ponernos en marcha en busca de un nuevo queso; sugirió Kof. Oli y Corri, ya se habían puesto en marcha, tenían mucho tiempo sin encontrar nada, llegaron a una zona del laberinto en la que nunca habían estado; la Central Quesera N. Habían encontrado una gran reserva de queso. Kof imaginaba que Oli y Corri, habían encontrado queso nuevo. Las personitas cada vez más eran infelices y temerosas. Volvieron con herramientas e hicieron un hueco en la pared, pero no había nada. Se volvían cada vez más débiles debido al hambre y al estrés. Kof dijo: “Me doy cuenta de que ya no nos devolverán aquel queso. Pertenece al pasado y ha llegado la hora de encontrar uno nuevo” Mientras Kof se preparaba para salir, empezó a sentirse más vivo al tomar conciencia de que por fin era capaz de reírse de sí mismo, vencer el miedo y seguir adelante, escribió:
“Si no cambias te extingues”
Kof y sus pensamientos llenos de miedo, lo estaban paralizando y acabarían por matarlo. Se sentía cada vez más angustiado, y se preguntó si realmente quería volver al laberinto. Escribió una frase en la pared:
“Que harías si no tuvieses miedo”
Pensó en ello. El miedo puede incitarte a la acción. Pero cuando te impide hacer algo, el miedo no es bueno. Se adentró en el nuevo mundo, encontró un poco de queso aquí y allá. Justo cuando pensaba que había encontrado la dirección correcta, se perdía en los pasillos. Se dio cuenta que lo que estaba haciendo era mejor que quedarse de brazos cruzados. Que en la Central Quesera Q el queso se había estado desapareciendo gradualmente. Se detuvo y escribió:
“Huele el queso a menudo para saber, cuándo empieza a enmohecerse”
Llegó a una inmensa Central Quesera y no encontró nada. Empezaban a flaquearle las fuerzas, tenía miedo más a menudo. Kof no se percataba pero se estaba quedando atrás por culpa de sus miedos. Se recordó las ocasiones en que se había sentido más a gusto en el laberinto. Y escribió:
“Avanzar en una dirección nueva ayuda a encontrar un nuevo queso”
Comprendió que lo único que hacían sus miedos era empeorar las cosas. Entonces comprendió que cada día se sentía más libre y lo pasaba mejor. Escribió:
“Cuando dejas atrás el miedo, te sientes libre”
Después de haber dejado atrás el miedo, todo resultó mucho más agradable de lo que él había pensado que sería. Empezó a hacer un dibujo en su mente. Se veía comiendo sus quesos favoritos, desde el cheddar hasta el brie. Imagino lo felicísimo que lo harían todos esos sabores. Escribió:
“Imaginarse disfrutando del queso nuevo, antes incluso de encontrarlo, conduce hacia él”
Encontró una Central Quesera y vio pedacitos de queso, comió y entró, estaba vacío, alguien sin dudas estuvo ahí. Comprendió que si se hubiera movido antes, con toda probabilidad, habría encontrado allí más cantidad de queso. Escribió:
“Cuanto antes se olvida el queso viejo, antes se encuentra el nuevo queso”
Kof llegó a la Central Quesera Q y encontró a Kif y comprendió que seguía igual, no había cambiado de actitud. Decepcionado. Regreso al laberinto se sentía feliz porque el miedo ya no lo dominaba. Supo que encontrar lo que necesitaba era solo cuestión de tiempo. Escribió:
“Es más seguro buscar en el laberinto, que quedarse de brazos cruzados sin queso”
Kof, comprendió que su antigua manera de pensar se había visto afectado por temores y preocupaciones. Antes pensaba que el queso no debía moverse nunca de su sitio y que los cambios no eran buenos. Escribió:
“Las viejas creencias no conducen al nuevo queso”
Kof, advirtió que las nuevas creencias estimulan conductas nuevas. Supo que al cambiar de creencias había cambiado de forma de actuar.
“Cuando ves que puedes encontrar nuevo queso, y disfrutar de él, cambias de trayectoria”
En realidad, si hubiera previsto el cambio, en vez de perder el tiempo negando que este se había producido, probablemente ya habría encontrado lo que buscaba. Hizo acopio de fuerzas y decidió explorar las zonas más desconocidas del laberinto. Luego escribió:
“Notar enseguida los pequeños cambios, ayuda a adaptarse a los cambios más grandes, que están por llegar”
Kof. ¡Encontró un nuevo queso en la Central Quesera N! Al entrar vio montañas más grandes de queso que hubiera visto jamás. También vio a Oli y Corri. Se saludaron. Y saboreó el nuevo queso. Comprendió que los ratones llevaban una vida simple. Reflexionó sobre los errores cometidos en el pasado y los utilizó para trazar un plan para su futuro. Tuvo que admitir que el inhibidor más grande de los cambios, está dentro de uno mismo y que las cosas no mejoran para uno, mientras uno no cambia. Supo que el miedo es algo que uno debe respetar. Pensó en Kif. Tenía que encontrar su propio camino, prescindiendo de las comodidades y dejando los miedos atrás. Sabía que había dejado un buen rastro. Escribió:
“El cambio es un hecho”
El queso se mueve constantemente. “Prevé el cambio” Permanece alerta a los movimientos del queso. “Controla el cambio” Huele el queso a menudo para saber si se está enmoheciendo. “Adáptate rápidamente al cambio” Cuánto antes se olvida el queso viejo, antes se disfruta del nuevo. ¡Cambia! Muévete cuando se mueva el queso. ¡Disfruta del cambio! Saborea la aventura y disfruta del nuevo queso. “Prepárate para cambiar rápidamente y disfrutar otra vez” El queso se mueve constantemente.
Kof, supo que le sería fácil cometer el mismo error si no estaba atento. Así todos los días inspeccionaba la Central Quesera N, para saber en qué estado se encontraba. A menudo salía al laberinto a explorar nuevas zonas. De pronto se oyeron ruidos ¿sería Kif?
¡Moverse con el queso y disfrutarlo!
Te invito a ver el resumen animado de Quien Se Ha Llevado Mi Queso de Spencer Johnson